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De la decisión a la implantación efectiva: la gratificante labor de acompañamiento hacia la digitalización

TeamSemicrol

Introducir herramientas tecnológicas en el día a día de una organización reporta multitud de beneficios a nivel operativo y de seguridad. Y es ya un camino ineludible, que incluso los más rezagados no dudan en acometer, impulsados por la competencia y la evidencia que ha puesto encima de la mesa la pandemia sanitaria: necesitamos seguir conectados cuando el trabajo presencial no es posible y necesitamos trabajar de modo seguro con información sensible, que además pueda ser explotada de manera eficiente para la consecución de nuevos objetivos.

Por eso el trabajo que desarrollamos en Semicrol nos resulta tan interesante. Desarrollar herramientas tecnológicas que den respuesta a las necesidades de las entidades de investigación, incluso antes de que estas necesidades sean evidentes, es una tarea muy creativa, que nos pone frente a retos que nos ayudan a evolucionar y explotar nuestras habilidades.

Y en todo este proceso es de mucha importancia el contacto con nuestros clientes. De la escucha se extraen pistas de lo que puede ser el origen de un problema o nuevas ideas para implementar mejoras o nuevas herramientas.

Es el lado más humano de la tecnología, muy alejado del cliché, en el que el contacto con los otros es la clave. Así lo entendemos en la labor de acompañamiento que realizamos con las entidades de investigación que deciden implantar Fundanet.

Sabemos que, como decíamos al principio, integrar nuevas herramientas tecnológicas reporta muchos beneficios. Pero también somos conscientes de que conlleva introducir cambios en el modo de trabajar, nuevos aprendizajes y romper inercias; cuestiones que pueden generar resistencias.

Por eso, desde la decisión a la implantación efectiva de algunos de nuestros módulos en las entidades de investigación desempeñamos un papel importante de consultoría con el que acompañamos a la organización en su transformación digital. Esta labor la dividimos en cinco fases que pueden resumirse de la siguiente manera:

  • Consultoría: analizamos los procesos de las organizaciones con las que trabajamos y aportamos nuestro conocimiento acumulado durante nuestros años de trabajo en el sector para adecuar esos procesos a las oportunidades que ofrece nuestro software, de manera que el cliente pueda optimizar tiempo y recursos.
  • Instalación: ofrecemos diferentes opciones para la instalación del sistema, ya sea en servidores propios del centro o en el Cloud de Microsoft Azure.
  • Parametrización: acondicionamos el software a las necesidades particulares de cada cliente, de manera que conseguimos una herramienta personalizada y cercana.
  • Formación: llevamos a cabo formación tanto presencial como online con los equipos de las entidades en las que se implantan nuestras herramientas tecnológicas, adaptándonos a los horarios y cargas laborales del cliente, con casos prácticos, manuales de usuario y manteniendo un contacto continuo para la resolución de dudas.
  • Soporte post-implantación: una vez que nuestro producto ya está implantado y el personal formado en su utilización, continuamos acompañándolos siempre que nos requieran o necesiten para resolver cualquier cuestión o nuevo desafío.

Esta parte del trabajo es una de las más gratificantes dentro de todos nuestros procesos porque es el tramo final del un desarrollo; al menos en teoría, porque en realidad este proceso se parece más a un círculo que se retroalimenta constantemente en búsqueda de actualizaciones y mejoras para que nuestra tecnología resulte siempre útil.

En cualquier caso, cada implantación sí que supone el despliegue efectivo del trabajo que hemos realizado de puertas para adentro durante mucho tiempo y es el inicio del cambio y de la consecución de objetivos para nuestros clientes.

En esta tarea, tenemos que destacar a nuestro equipo de consultores, que son profesionales altamente cualificados, no sólo a un nivel técnico, sino también en las denominadas soft skills, con las que logran adaptarse a cada entidad y comprender bien su funcionamiento y el de los componentes de su equipo humano. Solo así, desde la comprensión y las ganas de resultar verdaderamente útiles, los procesos de cambio hacia la digitalización resultan efectivos.